jueves, 6 de mayo de 2010
CapuLLO.
Una hoja de otoño de un arroyo
arrolló un
capullo
y bajo un silencioso murmullo
su orgullo.
¿El capullo?
Aquejado,
resquebrajado,
anudado y palabreado de palabras...
abismado.
Aprisionado y atemorizado
¿por la valentía?
¿Qué es la valentía?
esfuerzo, vigor, desición,
que no tiene
por sentirse desplazado por la vida.
¿Desplazado? o ¿aplazado?
mas bien acorazado ante el error,
aferrado a la inquietante y atormentada seguridad
del estar y no avanzar.
Vamos capullito, atiende el llamado
del viento que sopla esa hoja de otoño.
No quiere arrollarte
sino arrullarte y entonarte
una melodía que deslumbra
esa esquiva sensación de libertad.
¿Y el orgullo? un exceso que no es futuro
si se encierra como bálsamo de lo inseguro
es un desolador escudo,
que se transforma (paulatinamente)
en un ciego nudo.
Vamos capullito rasga tus hilos de seda
alza tu mirada y despliega
tu búsqueda de trascendencia.
Vuela con tu sutileza.
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