Reconciliación

Alma mía, te entrego a tí mi vida,
ego mío debo quitarte el mando del concierto,
y es que fui yo quien no distribuyó bien los instrumentos.

Lo siento, no supe qué más hacer con lo que tenía.
Por favor, dame una nueva oportunidad multiverso y sé mi guía.
Perdóname, por toda falta y deseo de no continuar en la orquesta de mis días.
Te amo, espíritu mío y te decreto mi respeto.
Gracias, infinitas por amarme vida mía, por no abandonarme
cuando te lo he exigido con palabras arrogantes y silencios.

Sintonía, sé presente en mi río de agua ardiente,
que las canchas de tu tierra embarren mis pies y mi frente,
abrázame y quédate,
ayúdame a componer la sinfonía de mi vida,
alma mía,
yo me quedo contigo y tu conmigo,
 aquí y ahora,
por siempre y para siempre.

¿Empecemos con un respiro,
con los ojos cerrados y una exhalación fuerte?

Que comience.

Sabina Spielrein

Sabina Spielrein, es un nombre que a primera instancia no dice nada, pero que al interiorizar mis minutos a su vida, me conecta con un sentimiento de simpleza. Y es que este sentimiento no es de la nada, al contrario, resume lo que puede ser el conocimiento personal desde los lugares más oscuros del sí mismo, para poder ser capaz de ver la luminosidad de la vida.

Sé que suena confuso probablemente, pero debo decir que no lo es, abrir la puerta de la propia oscuridad, de lo que personal y socialmente no se quiere ver, porque puede ser un espacio del que no se pueda salir, aceptarse con las deficiencias de un mortal en constante aprendizaje, podría resultar un movimiento incómodo.

Sabina, vivió y experienció la mecanicidad y sombras del ser ser humano, tratada como "loca", sometida a múltiples vejaciones como niña, mujer y paciente, se encuentra en el camino con Jung, un terapeuta joven, que ve en ella la posibilidad de poner en práctica la novedad del momento, una técnica iniciada por Freud, y que en la actualidad aún quienes la utilizamos, debemos luchar contra el escepticismo de quienes no conocen su poder.
Sin más presentaciones, ante ustedes, la palabra.

Establecer entre el espacio de dos, un puente construido por palabras, que utiliza como carta bajo la manga, una escucha activa, puede generar el encuentro de mundos que se necesita para comunicar, un lenguaje común que trae tu mundo al mundo compartido con otros y otras.

Comenzó a ser tratada desde este conocimiento, Jung también fue puesto en duda porque todo nuevo método será criticado ante lo que podría ser una falla en el mismo, pero pudieron superar cada una de las barreras, hasta el punto de romper más allá de las necesarias.

En su rehabilitación, ambos compartieron sentimientos que los embarcó en un viaje apasionado por un tiempo del cual no tengo registro. Ambos como dos seres separados únicamente por sus cuerpos.

Jung, criticado por haber cruzado la línea, y quien sabe cómo fue tratada ella.

Entró a la universidad para estudiar Psiquiatría, y fue alumna destacada, se vincula a través de sus estudios con Freud, e inspirando en él lo que más tarde será la llamada pulsión de muerte.

Madre del psicoanálisis dicen unos, de la psicología infantil, dicen otros.
Agradezco haberme encontrado con su historia, porque sin duda ayudaré también a que siga trascendiendo. Como estudiante de Psicología, jamás la escuché nombrar, y sin duda ahora que la estoy conociendo, me alegra saber que haya existido.
Una historia viva que no acabo con su muerte, (1942, a manos de la Alemania Nazi en una sinagoga junto a un grupo de judíos, ametrallados. )
Una muerte que no acabó con su historia.

Estuvo en ambos lados, y desde allí se construyó, y reconstruyó, en la oscuridad  y en la luz, como paciente y como terapeuta, como víctima y victimaria, como alumna y profesora, como hija y como madre, como amante y esposa, como mujer, como ser,  que finalizó conociendo la oscuridad, siendo luz.