Qué dolor
arrulla mi corazón,
una pregonación de acogida a las necesidades sentidas
para la gente de mi día a día.
Con qué ojos
puedo contemplar las miradas hambrientas de poder.
Con qué oídos
puedo escuchar sus palabras retorcidas en sin sentido,
...........escuchar
tortuosas sílabas deformadas y contaminadas
que buscar adormecer y someter pensamientos.
Con qué boca
puedo saborear la impotencia de tamaña cacería.
Con qué manos
puedo tocar la sucia verdad de quienes se dicen...
¿humanos?
No hay comentarios:
Publicar un comentario