miércoles, 30 de enero de 2013

Me llamo Renacer I

Ya es momento de quebrar los espejos,
dejarme respirar y aceptar lo del viento,
eso que suena fuera pero que nunca ha entrado,
ahora entiendo que para decidir es necesario.

Un vaso de champagne en la mano,
lo encontré en el refrigerador junto a unas frutas y unos huevos.
Encuentro helado blanco,  y paseo por la casa solitaria con
un vaso alto en mano y a sorbos recordando...

Comienzo,

(...)Para ver lo que soy dejar de forzar,
dejar de pensar y sólo hacer,
sólo ser, con las consecuencias que esto traiga,
porque sin conocer la oscuridad,
no puedo conocer los verdaderos alcances de la luz.

El trago amargo está sabiendo dulce,
y es que tremenda coraza está quedando junto a la puerta,
al lado de afuera apoyado en la esquina izquierda.

No puedo escuchar el silencio, si los ruidos rodean mis pensamientos.
No puedo simular que estoy, si en el aire no se puede aterrizar.
No puedo manejar una vida, si no la vivo.

El trago está más espeso,
ya se fundió el líquido con el sólido,
y es que es necesario que llegara a este punto para poder saborear
el champagne en lo blanco.

¿Cómo saber qué limpiar si no me dejo ver la suciedad?

Un día miércoles a las 2 de madrugada,
sólo ... una noche entre tantas otras,
nada especial, excepto que  he decidido comenzar...
a escuchar-me,
sentir-me, ver-me, tocar-me, amar-me, enloquecer-me,
liberar-me, quebrar-me y armar-me, deconstruir-me,
empequeñecer-me y expandir-me. Conectar-me y a tí.

No temas, aún queda en la botella,
alcanza para unos vasos
más de soledad cazada.




1 comentario:

Luisa dijo...

me gusta como escribes... ¿cuándo publicaras mas cosas?...
=*

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