Viendo una entrevista a Nicanor Parra,
comienza a recitar el hombre imaginario,
hablando del amor y la pasión,
y a través de este poema, del desamor y la desilusión.
Pensé así en el contexto social que vivimos
a unos días del plebiscito; Apruebo o rechazo
ante la consulta de una nueva constitución.
Pareciera ser que hay un pueblo imaginario
con demandas sociales imaginarias
por dolores heredados imaginarios
en un permanente sufrimiento imaginario.
Que ha levantado históricamente
personas políticas y artistas imaginarios con un discurso imaginario,
sobre un malestar social imaginario.
Que crean canciones imaginarias
transformadas con los años en himnos imaginarios.
Violeta, Víctor, Gabriela,
María Luisa y Nicanor,
asoman entre tanta riqueza de nombres imaginarios.
Han habido luchas imaginarias
ante injusticias sociales, violencia y muertes imaginarias.
Conflictos que van desde invisibilización constante de minorías imaginarias
a la depredación ambiental imaginaria,
sustentada, documentada e investigada
por una comunidad científica imaginaria.
Un malestar social imaginario,
profundizado y empujado por una oligarquía imaginaria,
que desea prosperar el deseo imaginario
de mantener y aumentar hacia un sector de la sociedad imaginaria
sus privilegios imaginarios.
A punta de sangre imaginaria,
nuevamente se abre una posibilidad de cambio imaginario,
desde una perspectiva de género imaginaria,
una interculturalidad imaginaria y
un estado social y democrático de derecho imaginario,
Una mirada ecológica con responsabilidad imaginaria,
para proteger derechos de la naturaleza imaginaria,
hasta ahora saqueada, devastada y despojada
por la desprotección ambiental imaginaria.
Una constitución que reconoce la pre existencia
de distintos pueblos y naciones indígenas
que les debe respetar, promover, proteger y garantizar
sus derechos fundamentales hasta ahora imaginarios.
Ya es momento de marcar una nueva ruta no imaginaria
para gestar una nueva propuesta de convivencia social,
que entre otras cosas permita que la salud y educación imaginaria,
sea mayor ganancia que la enfermedad e ignorancia imaginaria.
Que la malformación de las verdades no se conviertan en una realidad,
porque el estallido social vino a mostrar lo que se buscaba barrer bajo una alfombra,
y aunque la realidad sea menos prolija que las ideas,
la propuesta de constitución representa el camino que se abre,
que permite lo que sueño para mis hijas, mi familia, mis amistades,
a toda persona que conozco y que no conozco,
porque busca el bien común desde lo colectivo por sobre lo individual,
reconociendo simplemente que todos compartimos el mismo lugar
y lo que te pasa a ti me pasa a mi.
Tus ojos, mis ojos.
La verdad exigió una apertura que no todos han logrado sostener entre sus manos,
ya la indolencia no puede ser el camino a seguir.
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