jueves, 6 de septiembre de 2018

Miseria

I
Estoy más adentrada pa mis adentros,
reconociendo lo que me lleva a seguir viajando en esta realidad llamada vida.
Desestructurando cada una de las formas que se habían impuesto a lo largo de los años en mi cabeza,
cobijada en esa zona de confort que hace tanto daño, pero que es lo que conocemos, es donde nos sabemos mover.
Hacemos pataletas, tal como los niños de dos años cuando no queremos algo, pero pocos se atreven a cambiar las razones de tanta frustración, rabia y enojo.
Es más fácil vivir desde la queja constante y la victimización ante las sucesiones del día a día, más difícil es hacerse cargo y responsable de esta realidad que estoy habitando, esta realidad que estoy creando.
Todos tenemos un punto común en la miseria, se disfraza de muchas formas y aparece en la mesa del más rico y en el corazón del más pobre. La miseria nos persigue a través de los miedos, de lo que puedo perder o de lo que tuve y perdí.

Miseria del dinero, miseria de las cosas, miseria de amor... esa es la más terrible, que nos lleva en consecuencia a todas las demás...

Y lamentablemente en nuestra sociedad actual se nos enseñan a no amarnos, a admirar solo lo que está fuera y que debo traer de alguna forma hacia mí, porque así me reconocerían, así me amarán, así me validarán y seré parte de algo, de ese algo... que se mueve constantemente, de ese conjunto de personas que como un entramado de hilos, me mantienen y me sostienen en el lugar que estoy en este momento, por lo tanto... qué hago yo para seguir permaneciendo aquí?

Y si deseo movilizarme, ante qué me enfrento?
 Ante los demás o hacia mis propios temores y miedos que paralizan cualquier intento de salir a una zona desconocida?

No hay comentarios:

CONFESIÓN

 El 2022 fue un año de revelaciones. Principalmente a mi mundo interno fueron otorgadas respuestas que desde temprana edad me fueron vedadas...