sábado, 21 de julio de 2007

Yo y un Australiano

¿Estoy o no? ¿Existo o soy?


¿el ser en el mundo o el existente en el mundo?


¿Cuánto me falta para poder ser un ser, o tal vez al existir
y darme cuenta de que existo, cómo converir mi existencia en un ser?


Quizás sólo es simpleza y revoloteo mucho en torno a esto.



Sólo estoy parada en un lugar de la tierra que sólo yo sé cuál es
exactamente,
la singularidad y particularidad que cada uno tiene y que lo hace ser
y existir
como un diferente al otro.



Un Australiano no está viendo lo que veo yo, ni oliendo lo mismo,
ni escuchando la misma música exactamente en la misma sílaba de la
pieza musical,
no oye las mismas voces porque son de otros diferentes.


Puede tal vez, que a ellos se deba la particularidad del individuo,
al mismo
que daré herramientas en un futuro próximo, haciéndolo saber su
unicidad y sus
singularidades.



Quizás el australiano está en un ambiente semejante al mío, oyendo a
la misma cantante,
escribiendo con lapicera negra, oír e sus diferentes cosas parecidas a
lo de mis diferentes,
con un olor semejante...


Pero inroduciéndome en mis singularidades e intentar e
imaginariamente intentarlo en sus particularidades,
aún así habrán algunas que no podré conocer, al parecer
las conductas, palabras y señales imprevistas
son las más provistas,

me hacen depender de la multiplicidad de estimulaciones exteriores

que me diferencian y me asemejan
( nunca igualan)

al lejano australiano.

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